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Roma en México / México en Roma

El Instituto Italiano de Cultura tiene el agrado de invitarle a la exposición “Roma en México / México en Roma”.

Las Academias de arte entre Europa y el Nuevo Mundo (1843-1867)

Muestra en la Ciudad de México, Museo Nacional de San Carlos

Del 6 de diciembre 2018 al 28 de abril 2019

Curadores: Giovanna Capitelli y Stefano Cracolici.

Fruto de investigaciones llevadas a cabo entre Roma y Ciudad de México, así como en España, Francia, Alemania y Hungría, la muestra Roma en México / México en Roma presenta por primera vez al público las estrechas relaciones que, en el campo de las artes figurativas, la Academia de San Carlos de la Ciudad de México estableció con la escena artística cosmopolita de Roma a mediados del siglo XIX.

Es éste un capítulo de gran interés en la historia de la geografía artística mundial del siglo XIX, ya conocido y muy investigado en México, pero que en esta ocasión es releído a partir de Roma y el contexto del arte europeo a través de investigaciones que apuntan a reconstruir una concordancia entre las dos realidades. El objetivo pues es ofrecer una mirada en profundidad y un análisis histórico de las relaciones, amistades, círculos artísticos, así como de la movilidad de las obras y de los artistas, que constituyen la base de algunos de los acontecimientos más fascinantes del arte mexicano de la primera edad republicana.

Desde 1843, gracias a la reforma promovida por el presidente conservador Antonio López de Santa Ana e inteligentemente financiada con los ingresos de la antigua Lotería, la Academia de San Carlos de la Ciudad de México (el instituto de formación de los artistas mexicanos) fue objeto de profundas transformaciones. Para ofrecer modernas bases y modelos renovados para el arte de la nueva nación, la elite del país decidió reclutar en Roma profesores de pintura y de escultura, financió becas artísticas en la ciudad eterna para sus alumnos más brillantes, puso a disposición fondos importantes para la transformación de los procesos didácticos y para la adquisición de obras y modelos útiles a la formación de las futuras generaciones de artistas de toda extracción económica, social o étnica.

Llegaron así a México en 1846 dos artistas catalanes romanizados: el pintor Pelegrín Clavé, alumno de dos maestros del ‘purismo’, Tommaso Minardi y Johann Friedrich Overbeck, y el escultor catalán Manuel Vilar, que se formó con Pietro Tenerani, el heredero del gran taller de Bertel Thorvaldsen. Algunos años más tarde los alcanza el piamontés Eugenio Landesio, pintor de paisajes.

Estos maestros de la Academia de Ciudad de México supieron iniciar, basándose en el modelo de la Academia de San Luca de Roma, un ambicioso programa de actualización de la enseñanza del arte en México, pusieron en función un sistema de exposiciones anuales que influyó profundamente en la construcción de una moderna pintura, escultura y arquitectura de la nueva nación independiente y estimularon el nacimiento de una crítica de arte local.

El resultado fue una transformación duradera del sistema de las artes que convirtió a la Academia de San Carlos en el más importante centro de formación artística no solo de México sino del entero continente americano. El modelo fue Roma, la entonces indiscutible capital universal de las artes.

La exposición ilustra la historia de las relaciones artísticas entre estas dos capitales del Ochocientos, presentando obras de gran relevancia también para la historia del arte europeo del siglo XIX. La cronología de la exposición se abre con el redescubrimiento de muchas pinturas realizadas en México entre 1828 y 1836 por el aún poco conocido Carlo de Paris, y se cierra con el breve reinado de Maximiliano de Habsburgo y los grandes proyectos artísticos impulsados por el emperador con el auxilio de dos artistas que transitaron por Roma, Santiago Rebull y Pina. La exposición se enfoca entonces en la Ciudad de México y Roma, capital cosmopolita de las artes, entre los pontificados de Gregorio XVI y Pio IX, pero también teatro de los desórdenes políticos del Resurgimiento con la Republica de 1848-49 y la fuga del papa Mastai de Roma.

A través de una selección de casi 80 piezas entre pinturas, esculturas, dibujos y objetos de arte aplicado, realizados por una veintena de artistas y provenientes de numerosas colecciones públicas y privadas, la muestra exhibe en resumen en ocho secciones la historia de las ‘experiencias de Roma’ que México decidió hacer cumplir a sus jóvenes artistas, gracias a las becas (para pocos de ellos) y a través de modelos importados (para todos los otros).

A las conocidas obras maestras romanas y mexicanas de Clavé, Vilar, Landesio, Karoly Markò, Juan Cordero, Pellegrino Miranda se suman piezas de primera calidad de Francesco Coghetti, Francesco Podesti, Giovanni Silvagni, Pietro Tenerani, Antonio Solà y Carlo de Paris, maestros sobresalientes del mundo romano de las artes del siglo XIX.

Los múltiples descubrimientos se presentan además en un corpulento catálogo de 384 páginas que contiene casi 200 ilustraciones a color, publicado en español e italiano por Campisano Editore, Roma, fruto de un trabajo científico que ha involucrado a doce historiadores del arte italianos y mexicanos, entre los más importantes especialistas en dicho argumento.